En él pasamos incontables horas durante nuestras vacaciones en camping; nos abriga cuando hace frío, nos da sombra en los días soleados y nos permite dormir seguros.
Es quizás el objeto más obvio para nosotros los campistas, pero también el más fundamental.
Estamos hablando de la carpa.
Muchas veces hemos mencionado los avances que se han hecho en las últimas décadas en cuanto a materiales y comodidad, pero la tienda tiene orígenes muy antiguos.
¡Descubramos juntos su historia milenaria! Hallazgos arqueológicos Pensándolo bien, para inventar un refugio hace falta más necesidad que ingenio: la falta de refugios naturales y un clima hostil debieron encender la famosa “bombilla” en la mente de nuestros antepasados.
Unas cuantas ramas cruzadas, hojas secas y poco más fueron suficientes para crear un refugio improvisado en el que los hombres de hace miles de años pudieron pasar noches más cómodas.
Pero, ¿cuándo es donde nació la idea de la carpa? No lo sabemos con certeza, pero los restos más antiguos datan de unos 40 mil años antes de Cristo y fueron encontrados en Rusia.
Sin embargo, es probable que en otras partes del mundo, en el mismo período o antes, haya alguien más que haya tenido la misma idea.
Desde entonces, la evolución de este refugio nunca se ha detenido y se puede decir con absoluta certeza que fue un invento que se ha extendido a nivel mundial dado los cientos de tipos diferentes que se han encontrado en el mundo.
El uso militar de la carpa Dada la extrema necesidad de moverse, a menudo a gran velocidad, la carpa ha sido utilizada desde la antigüedad por los militares.
Basta pensar en las legiones romanas que combatían en las fronteras del Imperio y que debían estar preparadas para largas marchas en territorios desconocidos: tener un refugio portátil listo en pocos minutos podía resultar una ventaja estratégica de fundamental importancia.
Otro gran beneficio fue el de poder acomodar a muchos soldados en su interior.
Evidentemente los antiguos romanos ya no usaban cubiertas de hojas secas sino pieles de animales mucho más robustas, que además protegían bien de fenómenos atmosféricos más intensos.
Desde entonces, en cualquier tipo de guerra y en cualquier parte del mundo, las tiendas de campaña han sido parte fundamental del equipamiento de los ejércitos.
Hasta el día de hoy.
¿Y las cortinas modernas? Para encontrar las primeras patentes de tiendas de campaña con fines “recreativos”, en cambio, hubo que esperar a la segunda mitad del siglo XIX, cuando las mejores condiciones de vida de algunas clases sociales les hicieron descubrir el placer de estar al aire libre y en contacto con la naturaleza.
Eran tiendas de campaña hechas de postes de madera unidos por pequeñas cuerdas con una tela liviana que se usaba como cubierta.
Casi dos siglos después podemos decir que hemos recorrido un largo camino: materiales ultraligeros, fundas impermeables y, sobre todo, un nivel de comodidad ciertamente imposible de imaginar hace miles de años.
¿Tienes alguna historia en particular relacionada con tu tienda que contarnos? ¡Escríbenos!